domingo, febrero 11, 2007

Acuarela diurna

Respiración, ambigua soledad de los pinceles.
La fisura en la nariz del santo de yeso tiene más luz
que la espalda del artesano, que duerme
bajo la depresión del sauce. Llora el árbol no ser perro
o estrella al pie de la tarde. El sol se cuela a hurtadillas
entre las ramas y despabila a los pinceles.
El alma de las cosas busca palabras impalpables.
Tal vez por eso es extraño que los faroles no estén hechos
de papel. En la vereda, que cosen las palomas, las sombras
esperan abordar el primer crepúsculo que pase.